El anticomunista cubano Eduardo Arocena murió temprano en la mañana de este miércoles en su casa de Miami, cuatro años después de que fueran condonadas, por el Gobierno de Estados Unidos sus dos cadenas perpetuas por razones humanitarias.
“Buen padre, buen esposo. Hizo todo lo que, físicamente, una persona podía hacer por Cuba”, dijo su hijo Frank Arocena a Martí Noticias.
Arocena fue acusado del asesinato en 1980 del agregado de la misión diplomática cubana ante Naciones Unidas, Félix García Rodríguez. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) lo señaló como el organizador de al menos dos asesinatos y más de 30 explosiones en Nueva York, Nueva Jersey y Florida, entre 1975 y 1983.
“Yo siento un profundo respeto por Eduardo, siento que fue una persona polémica, una persona que generó numerosas controversias, pero indiscutiblemente formó parte de esa pléyade de cubanos que, estando lejos de su país, no olvidaron sus compromisos patrios y cumplieron con su deber con Cuba a la manera que ellos entendieron”, indicó el ex prisionero político, periodista e investigador Pedro Corzo, director del Instituto de la Memoria Histórica contra el Totalitarismo.
La organización Omega 7, fundada y liderada por Arocena, llevó a cabo acciones contra el régimen cubano como atentados al Centro Lincoln de Artes Escénicas, las misiones diplomáticas de Cuba y la ex Unión Soviética en la ONU, así como las sedes de diversas empresas que hacían negocios con La Habana, entre otros ataques considerados como terroristas por las autoridades estadounidenses.
En 1984, un tribunal en EEUU lo halló culpable de 25 delitos, entre ellos terrorismo, actos intimidatorios, asesinato y falso testimonio ante un gran jurado.
“Estuvo cuatro décadas casi en la cárcel y es una cifra, un número elevadísimo; no importa en qué prisión estés, la prisión siempre es terriblemente dolorosa y angustiante para quien lo padece y para su familia”, apuntó Corzo.
En varias ocasiones, 2008 y 2016, grupos del exilio cubano hicieron campañas para lograr un perdón presidencial a su favor.
Compareció en varias ocasiones ante la Corte de Apelaciones para solicitar la conmutación de su pena, pero el resultado siempre fue negativo.
“Respeto mucho a Arocena y lamento profundamente su partida definitiva y creo que los cubanos, en alguna medida, estamos comprometidos, obligados a respetar la memoria de aquellos hombres y mujeres que han luchado por la libertad y la democracia de nuestro país”, subrayó Corzo.
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